jueves, 26 de junio de 2014

Sólido

La elegancia de Sabina y el solfeo de Coltrane animando tardes de verano a merced de los vestigios de cualquier loca. Prometieron tantas cosas y nadie cumple, dime, ¿cuántos son honrados? Sigo sin encontrar la banda sonora que me hacía dormir de crío, sigo sin escuchar tú respiración cuando me levanto. El verso se hizo cura, la mente se hizo fuerte.

Mientras tú no has roto un plató yo cambié tres vajillas, no somos todos iguales, tampoco somos distintos. Amanece el alba y sales a contemplar la mañana, el sol se ríe en tú cara y la cama pide réplica. La lucha entre Adrián y mi yo es continúa, no hay tregua. La trincheras son para cobardes, vamos a pecho descubierto. No tenemos miedo del que dirán, tenemos miedo a cambiar, evadirnos de nuestra situación por el humo de tantas utopías fracasadas. Seguimos adelante, con las de perder a ganar, gloria o ruina. Exigencia propia, no nos vais a ver suplicar nada. Los días vuelan por propia inercia, cuelgan del árbol de la rutina, el que mató tantos sueños de aquél muchacho. 

Balas pérdidas y eternas promesas, pólvora mojada y traición, venderme tópicos. Darme un prototipo conforme a la realidad, por aquí nos sacudimos vuestros ideales por si se nos pegan. Solo queda aguantar. 

"No hago lo que debo, pero a ti ya no te debo nada".