martes, 28 de octubre de 2014

Solo calma

Tercos, atroces y en ocasiones horribles. Una sociedad de déspotas que crecía entre palos y heridas, sin imaginación y sin hora de vuelta. Con la coartada de ganar respeto a base de peleas. De hundir al otro y acabar en la cima, para caer por propio peso. Nunca me gustó la armonía del éxito, siempre preferí respirar humildad. 

No teníamos encanto alguno, ni tan siquiera labia. Condenados a la vida entre farolas y el humo de los adultos. Los bares nos atrapaban, mientras que el parque era la escuela. Los libros nos enseñaron a ser brillantes, pero no a ser personas. No era envidia, era odio ajeno. Crecer era sencillo en la escuela del "no podrás". Aprender a olvidar sin perdonar, de afrontar y nunca huir. Madurar era una ofensa, nadie quería ser adulto. Los adultos odian y se esclavizan. Creerme, he visto a jóvenes en mi generación con más valores que esos inhumanos. 

Si pienso en mí día a día solo oigo el ruido de la cafetera y mi guerra interna contra mí mismo. Insoportable. Agonía provocada por el insomnio y la doble malta, por la persuasión del canon. Estigmas en mi cuaderno de bitácora. Escritos entre botellas de ron añejo. Quedaros con vuestros topes, yo soy mi límite. 

"Sácame de esta cloaca o púdrete conmigo"



martes, 21 de octubre de 2014

Relatos (4)

"Yo no conocía a nadie. No me importaba. No me gustaba Nueva York. No me gustaba Hollywood. No me gustaba el rock. No me gustaba nada. Quizás tuviese miedo. Eso era, sentía miedo. Querí sentarme solo en una habitación con las persianas bajadas. Me recreé un poco en ello. Yo era un chiflado. Un lunático. Y Lydia se había ido". 

"Acabé mi bebida y me sirvieron otra. Empecé a sentirme como un chulo mantenido y era magnífico. Ayudaba a mi melancolía. No hay nada peor que estar en la ruina y ser abandonado por tu mujer. Nada que beber, sin trabajo, sólo las paredes, sentarse allí mirando a las paredes y cavilando. Así es como vuelven las mujeres a tí, pero hace daño y a ellas también las debilita. O eso me gustaba creer". 

"Ella me gustaba. Era bueno tener un sitio adonde ir cuando las cosas iban mal. Recordé los viejos tiempos en que, cuando las cosas iban mal, no había ningún sitio adonde ir. Tal vez aquello había sido bueno para mí. Entonces. Pero ahora no estaba interesado en lo que pudiera ser bueno para mí. Me interesaba sentirme bien y saber cómo parar de sentirme mal cuando las cosas anduvieran jodidas. Cómo volver a sentirme bien otra vez". 

- No quiero joderte -dije yo-, a veces me porto mal con las mujeres.

- Te he dicho que te quiero.

- No lo hagas. No me quieras.

- De acuerdo -dijo ella- no te quiero, casi te quiero. ¿Esta bien así?

- Es bastante mejor que lo otro.

"Acabamos el vaso y nos fuimos a la cama". 

"Mujeres" (Charles Bukowski). 

miércoles, 8 de octubre de 2014

Inestable

Cuando el dolor mime tus párpados, el ruido nutra tus amenazas y otro atardecer caiga sin ofrecer consuelo, recuérdame. La senda del perdedor, el naufragio del inestable, bala pérdida que vive por principios, cadenas de libertad. 

Todo el mundo odia, poca gente ama. Acabaré solo, con los pulmones prutefactos y el hígado en quiebra, agarrado a la botella como hizo grande a Bukowski o tentando a la suerte como Joaquín Sabina. No os culpo, soy mi propia causa de muerte. ¿Vas a hablarme de lo dura que es la vida? Vete a Pakistán y cuéntales tus problemas. No somos quien para hablar de drama. La envidia se convierte en alimaña que ataca a los débiles y hace fuerte a los que ya lo son. Ingratos. Vivimos tercos y con prejuicios artificiales, ¿quién te dijo que no eras preciosa? Algunos viven airados del mundo y centrados en su burbuja, odiando sin remedio a cada persona que cruza su camino. Otros crecimos fuertes porque nos enseñaron que no hay que huir, que la suerte es un ámbito de cobardes y las cosas se merecen por propios méritos.

Poesía no solo son cuatro versos que riman dos a dos. Poesía son tus dientes clavados en mi cuello, tus ojos perdidos en la infinitud del horizonte o el eco de tus gemidos retumbando en mi pecho. El cielo no es límite, el límite está en ti, en tus metas y tus promesas. Cobardes disfrazados de héroes, baile de máscaras en la laguna de mis ojos.

"Cielo, nos separa un infierno".