martes, 21 de octubre de 2014

Relatos (4)

"Yo no conocía a nadie. No me importaba. No me gustaba Nueva York. No me gustaba Hollywood. No me gustaba el rock. No me gustaba nada. Quizás tuviese miedo. Eso era, sentía miedo. Querí sentarme solo en una habitación con las persianas bajadas. Me recreé un poco en ello. Yo era un chiflado. Un lunático. Y Lydia se había ido". 

"Acabé mi bebida y me sirvieron otra. Empecé a sentirme como un chulo mantenido y era magnífico. Ayudaba a mi melancolía. No hay nada peor que estar en la ruina y ser abandonado por tu mujer. Nada que beber, sin trabajo, sólo las paredes, sentarse allí mirando a las paredes y cavilando. Así es como vuelven las mujeres a tí, pero hace daño y a ellas también las debilita. O eso me gustaba creer". 

"Ella me gustaba. Era bueno tener un sitio adonde ir cuando las cosas iban mal. Recordé los viejos tiempos en que, cuando las cosas iban mal, no había ningún sitio adonde ir. Tal vez aquello había sido bueno para mí. Entonces. Pero ahora no estaba interesado en lo que pudiera ser bueno para mí. Me interesaba sentirme bien y saber cómo parar de sentirme mal cuando las cosas anduvieran jodidas. Cómo volver a sentirme bien otra vez". 

- No quiero joderte -dije yo-, a veces me porto mal con las mujeres.

- Te he dicho que te quiero.

- No lo hagas. No me quieras.

- De acuerdo -dijo ella- no te quiero, casi te quiero. ¿Esta bien así?

- Es bastante mejor que lo otro.

"Acabamos el vaso y nos fuimos a la cama". 

"Mujeres" (Charles Bukowski). 

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