sábado, 9 de agosto de 2014

Madrugada

02:30 de la madrugada, un puto sábado cualquiera. La gente normal viste ropas elegantes y se atiborra a alcohol en algún antro, otros buscan calor entre dos piernas, el resto simplemente duerme. No es extraño que yo este en uno de los escasos parques de mi barrio, abriendo otra de malta y dejando la mente en blanco. No hay nada que pensar.

Mis problemas se concentran en 33 cl de líquido color oro que amarga con cada trago, a la vez, van curando las heridas que encuentra a su paso. El cielo se viste de luto y la luna de gala. El ambiente trae el aroma de siempre, a lo lejos un horizonte uniforme y dudas que se antojan eternas. El pasado queda lejos, aunque siempre en la memoria, no se esfuma nunca, como aquél fallo que me perseguirá toda la vida. Fuera hay ruido, pero en mí solo encuentro música. Fuera hay ruido, pero en mi interior solo hay paz.

Pasan más de las 02:30 y sigo sentado, nada me invoca a levantarme. El cielo refleja mis derrotas y yo le amordazo con mis victorias, soy un rehén más de la nostalgia. 

"Si soy seré leyenda en otro cuento de ese falso".