miércoles, 12 de marzo de 2014

Apaga, es tarde

Queda menos, es tarde, todo acaba, se acerca y huye. Combatiendo contra viento y marea y aún así tengo ganas de sentarme a escribir. No sé el por qué, ni falta que hace, pero si me lo pides caigo, es así. 

Los días pasan y pasan, anochece cada vez más tarde y el sol ilumina la risas de los niños alegres. El amanecer ya no es el que era y sus buenos días no me llegan, las ojeras me delatan y mi santa madre no sabe como decirme que duerma en condiciones. Si tú supieses madre. 

Sigo perdiendo el norte con cada trago, sigo buscando tú recuerdo en el fondo de la botella, dime cuál es tú estrella para buscarte. La vida se consume y ya rondo la veintena, con la barba rasposa y mi mala fama, como siempre me gustó estar. El molde al que todos acuden lo deje atrás hace tiempo, que se peleen ellos por una vida normal y rutinaria, no merece la pena. Vivir el día a día es complicado, siempre buscamos el futuro prometedor que nos vendieron y recordamos el pasado de mierda que vivimos. Aún seguimos en la línea equivocada. El sol primaveral ya asoma en la ventana y los versos de Neruda reflotan por mi cuarto, tabaco y malta en las heridas, ardo.

Y que más te voy a contar, todo sigue igual de distinto y a la vez cambia para igual.
Salir del bucle.

Mírame, mis ojos son rabia.

"Me he ganado lo que tengo, me he ganado lo que no tengo". 

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