jueves, 22 de mayo de 2014

Guante Blanco

Buscando orgullo bajo un tubo con hielos, algún destello de esperanza que no se rinda fácilmente, la fe ciega en una mirada. Serenidad, tranquilidad, amor propio, la paz. Aquí las cosas se logran con méritos propios, que no nos regalen nada. Baja la mirada y observa, esa jungla de cuerdos y locos solo quiere verte caer. Hasta el más duro de esos chicos lloraría por un beso, por unos labios que ablanden su coraza.

Esta vida maravillosa e injusta no está hecha para débiles ni honrados, está vida dubitativa en la que todo gira en torno a lo material, donde lo espiritual no se ve con buenos ojos y en la que manda la insensatez y la deshonra. El odio y la rabia hierve, la bondad se esconde y los buenos corazones están en peligro, pues los capullos se aprovechan de su fragilidad. El amor está hecho para unos pocos aunque todos participen, el miedo y la cobardía se encargan de romper miradas, de hacerte olvidar la lujuria, el erotismo, de partirte la cara cuando todo estaba pactado. Que decir de la amistad, queda poco tan verdadero como ello. Con una mano los cuentas, un apoyo siempre agradecido.

Huir de lo vanal, perseguir una utopía. Apostar el doble, el triple, vida solo hay una, despierta. Lo interesante no es lo que imponen, los cánones que mortifican e impiden la felicidad de tantos con sus absurdas modas. Mira al del espejo, incúlcale ambición, un objetivo que merezca la pena por difícil que parezca. Sin trampas, valentía. Lo que no es arriesgado no se recordará, piensa por lo tuyo y por lo de los tuyos. Orgullo para tú familia, a la mujer que te dio la vida y la pareja que te hizo hombre. A los abuelos que te apoyaron cuando todo apuntaba oscuro, cuando no había luz al final del hoyo. Lealtad, recuerda, lealtad y coraje. Este mundo es demasiado hijo de puta como para tomarlo en serio.

A pesar de todo seguimos en pie

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