lunes, 12 de agosto de 2013

Entre cigarrillos de liar y latas de malta.

"Escribir algo que sabes que nadie va a leer, hasta el propio Dante lo calificaría de inutil"


Martes 13 para empezar a escribir en este blog, rompiendo con supersticiones y desahogando los suburbios de mi mente al ritmo de John Coltrane y el sonido del teclado.

Como pasa el tiempo y "Pá lo que hemos quedaó", como diría mi abuela que en gloria este. Por estas fechas, hace un lustro, seguramente me encontraba montando cabañas en los cerros de este querido y apestoso pueblo, haciendole putadas al calvo de Agustín o simplemente tirados en un banco enfrente de la tienda viendo pasar poco a poco el tiempo. 

Con 19 años de experiencia he llegado a la conclusión de que el tiempo todo lo cura y lo  jode. Y es así.

Esos días eran todo risas, amistad y más de una vez miedo por los guardias que acababan con nuestra diversión a base de amenazas. Los niños mayores se dedicaban a humillar a los pequeños, ahora a esos pequeños les miran de abajo a arriba y se callan. Nuestras madres nos echaban broncas por llegar tarde, sin avisar y con las ropas rotas y llenas de mierda, ahora nos la echan por suspender asignaturas o por llegar con un par de copas de más. Pero aún con todo ello, mi generación crecía felíz, sin grandes preocupaciones, viviendo el presente. Actualmente esa felicidad cuesta alcanzarla, alguna noche de verano o buscandola en el fondo de la botella. 

Yo era uno de esos niños, todo el día en la calle, el primero en salir y el último en irse. El que aguantaba la bronca de su madre pensando en que putada le podía hacer al día siguiente al calvo de Agustín. Ese niño que, para alegría de sus padres, ha madurado, y para su desgracia ha conocido como es de verdad el mundo. Que ha pasado de tomarse a coña los estudios a marcharse a vivir a Cuenca para acabarlos. Nunca quiso crecer y aquí le tienes, unos padres orgullosos de un chaval que empieza a sentar la cabeza, sin ganas de hacerlo. 

Bueno, de momento dejaré que el saxo del maestro Coltrane relaje mi pasado y que otra lata de malta amaine esta tormenta. 

Feliz Martes 13. 
 



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