martes, 11 de febrero de 2014

Contra todos.

"No me gustó lo que vi. Entre hombres y mujeres no había ninguna osadía o brillantez especial. Deseaban lo que todo el mundo deseaba. Existían también ciertos obvios casos mentales a los que permitían deambular sin perturbarlos. Yo había observado que tanto en el extremo muy rico o muy pobre de la sociedad, a menudo se permitía que los locos se mezclaran libremente con los demás. También sabía que yo no era completamente sano. Todavía sabía, como cuando era niño, que albergaba algo extraño en mi interior. Me sentía como destinado a ser un asesino, un asaltante de bancos, un santo, un violador, un monje, un ermitaño. Necesitaba algún sitio aislado para esconderme. Los barrios bajos eran desagradables. La vida del hombre normal y sano era tediosa, peor que la muerte".

"Parecía no haber alternativa posible. Y la educación también era una trampa. La poca educación a la que me había permitido acceder me había hecho más suspicaz. ¿Qué es lo que eran los doctores, abogados y científicos? Tan solo eran hombres que habían permitido que los privaran de su libertad de pensar y actuar como individuos. Volví a mi cobertizo y bebí".

"Ahí sentado bebiendo consideré la idea del suicidio, pero sentí un extraño cariño por mi cuerpo, por mi vida. A pesar de sus cicatrices y marcas, me pertenecía. Me miraría en el espejo del armarios y sonriendo burlonamente diría: si te vas a ir de esta vida, puedes llevarte a ocho, diez o veinte contigo..". 

"Era agradable sentarse solo en un recinto pequeño y beber y fumar. Siempre supe hacerme compañía". 

"Algunas personas nunca hacen locuras, que vidas tan horribles deben llevar" (Charles Bukowski).


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